domingo, 9 de agosto de 2009

Desencuentros y dependencias amorosas

Desde niños podemos intuir que lo interesante de los cuentos no está en lo que ocurre luego del final feliz, del “…se amaron para siempre”; de adultos sospechamos de la posibilidad de esta leyenda, el “para siempre” nos suena demasiado largo. Tanto desde el arte como desde la clínica tenemos noticia del drama recurrente del desencuentro amoroso y de la ilusión de encontrar a un partenaire que nos complemente. La novela “La mujer Justa” de Sandor Marai relata tres versiones de un triángulo amoroso, donde la persona justa existe, pero siempre en otra parte, en un lugar imposible, llevando a una espera eterna. Si bien el amor tiene momentos de triunfo maníaco en que los amantes están condenados al insomnio (Assoun, 2006), éste tiende a variar a formas menos apasionadas.

Lo revelador del psicoanálisis es la enseñanza de la pasión del neurótico por los obstáculos amorosos, como forma de realzar el valor del objeto. Lacan toma la figura medieval del amor cortés, donde aparece la Dama como amada inalcanzable, quedando excluida la posibilidad de concretar el goce sexual; estructura que a pesar de los discursos actuales de libertad moral y sexual continúa vigente. Figuras posmodernas de la anacrónica Dama resultan por ejemplo las reinas de belleza, como mujeres deseadas por todos pero inalcanzables, donde ningún hombre podría estar a la altura –de allí tal vez su “mala suerte” en el amor.

Qué ocurre por el contrario cuando alguien afirma que sí ha encontrado a la persona justa? En ese después del drama neurótico, después del final del cuento, allí donde nadie escribe. Aparecen figuras tóxicas del amor. Tóxicas al modo de las dependencias a sustancias, articulándose un modo compulsivo de relación de objeto, con el permanente riesgo de la hemorragia libidinal hacia el objeto (Freud, 1917). Si en la adicción a una sustancia se trata de una forma particular de relación de objeto donde el otro queda fuera –en tanto triunfo autoerótico – entonces quién es el partenaire en una dependencia amorosa? Qué relación sexual es posible allí? Existe alguna relación entre estas pasiones y el orden cultural actual? Es posible algo así como la “comunicación efectiva” promovida por algunas terapéuticas relacionales?

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