jueves, 13 de agosto de 2009

Adicciones y psicoanálisis


¿En qué podría contribuir el psicoanálisis en el tratamiento de las adicciones?

Nos enfrentamos a un panorama actual donde las adicciones parecen desbordar los diferentes saberes que suponen comprenderlas, poniendo en jaque a disciplinas relacionadas con la salud hasta el derecho. Ante las dificultades de erradicar el problema, principalmente a nivel del poder económico – dada la alta rentabilidad del narcotráfico – surgen modelos de intervención más “realistas” y “blandas”. Surgiendo un debate entre aquellas terapéuticas basadas en el modelo de reducción de daños y aquellas “duras” basadas en el abstencionismo; sin embargo, ninguna se hace cargo de la comprensión de la ligazón entre un sujeto adicto y el objeto droga. Ambos modelos se basan en el razonamiento de que existiría una voluntad de goce en el adicto, de allí que resultaría necesario “reeducarlo” o bien, reducir los daños de este goce inevitable. Aquí es donde cabe la novedad psicoanalítica, suponiendo justamente lo contrario: la adicción como barrera contra el goce.
Resulta fundamental –en una patología con altas tasas de fracaso terapéutico – interrogar las etiologías que se describen tradicionalmente en relación a las adicciones e introducir una teoría sobre el goce¿En qué podría contribuir el psicoanálisis en el tratamiento de las adicciones?
En el otro extremo de los discursos en torno a las drogas, resulta necesario distinguir al psicoanálisis de aquellas experiencias llamadas “narco-análisis”, que suponen una forma de conocimiento profundo; resultando paradójicamente una forma de obturar el inconsciente freudiano, en tanto éste implica un trabajo. De allí distinguir un “más allá” de la experiencia de la droga de aquel posibilitado para un sujeto desde el psicoanálisis.
Pretendo ir más allá de la discusión entre los modelos “conservadores” y los progresistas” en materia de drogas, sino que me parece fundamental escuchar lo que estos cuadros nos revelan justamente con su nombre: a-dicción. Así el desafío de dejar la droga por la palabra.

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