martes, 15 de septiembre de 2009

Sentimiento deCulpa vs Responsabilidad


De qué sirve tanto sentimiento de culpa?

La culpa no es lo mismo que la responsabilidad. En general, socialmente se tiende a exacerbar la culpa y no se promueve la responsabilidad subjetiva.

La culpa es aquel sentimiento ligado al error, privilegiadamente en referencia al pecado. Es decir, al cometer una falta respecto de algo establecido, o frente a ALGUIEN. Evidentemente es un excelente dispositivo de control social. Ahora, el problema es cuando éste sentimiento se hipertrofia y el culposo vive profundas angustias. Por ejemplo, en los trataminetos diseñados para los adictos -categoría híbrida entre la moral, lo judicial, mucho menos abordada seriamente desde la salud mental- tienden a culparlos por lo que han hecho a sus padres, a sus hijos, a su cuerpo, a sus vecinos, a su comunidad, al mundo entero. Sin embargo, paradojicamente en muchas de las comunidades terapeuticas y agrupaciones no se puede hablar de drogas, demonizándo a éstas últimas y al que las consume evidentemente; pero dejando fuera la pregunta por la extraña ligazón, tan particular de un sujeto a un objeto de adicción.

La responsabilidad, más que apelar al error respecto de la norma de Otro, tiene que ver con la implicación de un sujeto en sus actos y desiciones, es decir hacerse cargo de su deseo. Cuestión que permite cambiar de manera más sostenible que el culposo. El culposo por lo general es quien, por una parte, desconfía en exceso de sí mismo, y se somete a padres, jefes, profesores, en fin a superiores de todo orden,: supone que éstos REALMENTE son superiores. Pasión del culposo por la inferioridad. Por otra parte, están los culposos, perdonando la expresión, "cara de raja" que no se hacen cargo de sus actos y que luego buscan el perdón del otro, apelando a que "no sabian lo que hacian" o que "el alcohol" o "el demonio", etc Son los reincidentes de siempre.

La responsabilidad subjetiva es hacerse cargo del propio deseo, por ejemplo si tengo una adicción, que estoy resolviendo allí? Que encuentro, que no logro encontrar de otra manera? Si siempre termino como víctima que tengo que ver yo con eso? Si siempre me pasa lo mismo, cómo estoy implicado en eso? Responsabilizarse es ver mi implicancia, que tiene que ver mi vida, mis síntomas, mis repeticiones, mis fijaciones y obsesiones CONMIGO, más que refugiarse en la idea de destino, de la genética, de la mala suerte, de los neurotransmisores o de los días nublados.

Desencuentros amorosos 2: Locas y Tontos


Desencuentros amorosos 2:
Locas y Tontos
Otra forma de aprehender el desencuentro amoroso tiene que ver con la relación de hombres y mujeres a la ley. J.A Miller hace una teoría del capricho para ilustrar la posición de las mujeres a la ley. La etimología de la palabra capricho viene de capra que en italiano es cabra; “capricho” alude al salto impredecible de las cabras –alguien que ha visto a uno de estos animales sabrá bien de que se trata – de ahí el término “más loca que una cabra”. Ahora podrán notar que esta última expresión está enunciada en femenino, por qué a las mujeres se les acusa de locas? Se tiene la impresión que las mujeres son las caprichosas que de pronto quieren algo y luego otra cosa “por que sí” o aludiendo a sus sentimientos, es decir a su condición particular. En general, esta actitud desespera a los hombres y por supuesto a los hijos con sus madres. Las mujeres se amparan en su voluntad como argumento, es decir en su condición singular, más que a lo universal de la ley, ésta última como convención social. Esto tiene que ver con la necesidad de las mujeres de todos los tiempos de ser únicas y especiales, cuestión descrita en el artículo “desencuentros amorosos I: la erótica del tiempo”. Por ejemplo, es común que una mujer tenga la fantasía de cambiar a un hombre que siempre ha actuado de una manera determinada – hay algunas que repiten una y otra vez relaciones con hombres que le resultan de algún modo problemáticos: infieles, pesados, obsesivos, aquellos que prefieren el alcohol o drogas que a su pareja, etc ; así , si logran cambiarlo confirman que son diferentes a todas las demás, (las mujeres generalmente no tienen una buena opinión de las mujeres, tienden a afirmar que ellas no son como el común de sus congéneres; quién sabe cuáles son las famosas OTRAS) .
Otro ejemplo, tiene que ver con exigir condiciones especiales en instituciones que han funcionado de determinada manera durante años, a veces siglos. De este modo, generalmente es desde lo femenino que se espera que no se cobre una cuenta, o que una secuencia de acciones o trámites deba hacerse de otro modo por que le parece que así debería, o saltarse la fila porque tiene muchos problemas y se siente acongojada o presionada, en fin. Esta condición, si bien es problemática con la ley, es muy afín a lo íntimo a la familia y a la pareja, cuestión que logran defender encarnizadamente. Ahora el hombre por su parte, apela a las buenas razones, a las convenciones de lo universal, le acomodan las instituciones y muchas veces las jerarquías. Al no tomar en cuenta las particularidades, las mujeres se quejan de que los hombres nunca entienden nada, de que no las escuchan. Cuestión, que aunque suene políticamente incorrecto, es cierto. El blanco y negro masculino, los lleva a ser en ese sentido algo tontos, otras dirán “cuadrados”, otras que quieren cambiarlos dirán de manera más posmoderna que “no escuchan sus sentimientos”. Los hombres no tienen como fin ser únicos y especiales, por eso logran crear lazos fraternales y menos intriga entre ellos; responden al “todos”, compiten es cierto pero, quieren ser parte de ese “todo”.
Evidentemente, la mujer puede tratar de sacar al hombre de sus buenas razones, llevarlo a la aventura, volverlo loco. El hombre podrá intentar convertir a su loca en una mujer razonable, sensata… gris.
Ahora, que pasa luego? Uds. juzguen