lunes, 16 de mayo de 2011

El Fascismo de la opinión


Un paso tuyo es el alzamiento
De los nuevos hombres y su puesta en marcha
¡Tu cabeza se aparta: el nuevo amor!
¡Tu cabeza se vuelve: el nuevo amor!
Rimbaud, (‘A una razón’ en Obras Completas)

Polémica más que debate es lo que se ha generado frente a temas que se encienden públicamente. Aparecen generalmente dos bandos: los malos y los buenos. Claro, bajo diversos nombres  (fachos vs comunistas, empresarios vs ambientalistas, buenas madres apegadas y las malas desnaturalizadas, etc).

Hoy frente a Hidroaysén si estás a favor eres capitalista, empresario malo, si estás en contra eres responsable con la naturaleza o un hippie de mierda (depende desde donde se mire).

Lugares identificatorios que desafortunadamente generan una interdicción del pensamiento. Es cierto que se puede pensar en cuestiones acéfalas como cifras, técnicas, o bien, en como derrotar a mi enemigo atacándolo personalmente. Todo en una contienda que confunde, intoxicando con información. Resultando necesario ubicarse en un bando por doctrina, a veces algo a ciegas, ya que necesitamos referencias y guaridas.
Pero si sostenemos la idea de pensamiento como apertura hacia el Otro, es decir hacia aquello que excede mis límites, donde “la tierna seguridad del yo tiembla y vacila” (Jean- Luc Nancy en su colección de filosofía para niños “La cebrita filosófica”), es ahí donde atestiguamos el fracaso en nuestras polémicas. Cayendo muchas veces en cegueras y sorderas dogmáticas. 

En el de-bate de anoche (15-5-11) del programa Tolerancia Cero en lo único que estaban de acuerdo Sara Larraín y Daniel Fernández era que ninguno tenía ninguna voluntad de escuchar al otro. Luciendo ese tipo de diferencias que se van diluyendo en el tiempo, o siendo alguna postura absorbida por la otra.
 Me refiero a los argumentos técnicos herméticos y no comparables entre sí, para el auditor común, ataques personales e ideas autistas que nadie se encarga de explicar. En la lógica del bueno y el malo, generalmente las contradicciones y las diferencias se borran. Algo así como las cada vez más difusas diferencias entre las grandes coaliciones políticas. 

Muchas veces en las ideas más que diferencias encontramos un gran punto en común: el ideal de completud, de la aspiración a lo definitivo, base de la ideología.

La ideología se parece al amor, pero al amor neurótico. Éste último repite una y otra vez el intento de encontrar un ideal (la relación y la pareja perfecta), haciendo de la contingencia una necesidad, transformando a mi Otro en uno ideal y completo. El borrar cualquier fisura en el Otro, tiene el costo de mi propio sometimiento.  

El punto es que la historia no se termina ahí. El amor de esta manera es un fracaso garantizado. El desencuentro va provocando decepción, desesperación, a veces hasta el límite de la violencia extrema. Cual ideología.

Así, el amor neurótico como la ideología operan como una suplencia, como un tapón de la falta, de la fractura irreconciliable entre los sexos (por cuestiones de estructura), entre la idea y la cosa, en la clausura total de cualquier idea-proyecto. 

Lacan desarrolla la idea de un nuevo amor, como apertura a la contingencia más que a la necesidad del universal. Algo así como a encontrarme con eso del otro que no es lo que espero de antemano, apertura a la sorpresa.  Que el otro sea más que un objeto de mi fantasma, más allá de buenos y malos, más allá de ficciones totalitarias. 

La posibilidad de pensar y debatir está en la medida en que se puedan superar las pequeñas diferencias y las guaridas identitarias, por cierto en que no exista temor a ser violentado en el ejercicio mismo del pensar. Arriesgándose en lo que puede sorprenderme. Renunciar a la competencia por modelos “verdaderos y definitivos”, porque el amor a la naturaleza puede ser igual de fascista que la obsesión por eliminar la delincuencia.

Por último, hay que reconocer que es un muy buen síntoma el que haya polémica, superando quizás la peor de todas las ideologías: la que supone que no hay más historia, ni malestar. La pregunta es cómo evitar transformar estas luchas en nuevas repeticiones reabsorbidas por la hegemonía. Para esto no tengo respuesta, pero supongo que algo conmoverá el que se politicen los problemas y el acentuar el valor de la democracia participativa.

6 comentarios:

  1. Constanza, me gustó mucho leer de tu perspectiva. Te felicito. Destacar el pas-tout propuesto por Lacan y denunciar lo que está en el núcleo del amor neurótico. Por favor, avísame de tus escritos a mi cuenta de twitter (elsexodedios). Leeré con interés tus propuestas. Que estés muy bien.

    C.Ignacio Soto

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  2. Claramente en el "encuentro" Larraín v/s Fernández hubo una defensa neurótica de la posición de cada uno. Como dices, y que se vió reflejado en el programa, las dos posturas tienen datos técnicos a favor y en contra... y cada uno usó los datos técnicos a su conveniencia y ocultando o coloreando la info que no les favorecía y poco mas que demonizando al oponente.
    Larraín entro en lo del capitalismo canibalístico de Fernández y este último tratando de fanática ambientalista a Larraín.
    Eran un frontón.. palos de lado a lado.
    Esto se genera cuando cada uno cree ser dueño y amo de la verdad absoluta y el que piensa distinto o no coincide totalmente con su punto de vista es malo, el enemigo, el monstruo.
    Como en política, demonizando al opositor tratan de ganar adeptos a sus causas y como siempre la desinformación del pueblo o simple ciudadano continúa.
    Un pueblo instruído e informado es peligroso para los intereses políticos y económicos de un país.
    La mejor arma de defensa de un pueblo/nación es la educación e información.

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  3. Fe de erratas "Un pueblo instruído e informado es peligroso para los intereses políticos y económicos de un país." quise decir que es peligroso para los intereses políticos y económicos de algunos... de unos pocos. Generalmente los grupos económicos/políticos dominantes.

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  4. Constanza estoy muy de acuerdo con tu análisis de esta postura cada vez mas acentuada para tratar distintos temas siempre cayendo en los mismo lugares comunes, carentes de voluntad de entender y capacidad de aceptar que nuestra postura frente a un tema por mas que nos parecían acertadas pueden estar equivocadas y comprender lo y cambiar significa un avance personal y un consenso mejorativo, claro que para que eso pase el interlocutor debe ser inteligente a tal punto de lograr ver la fragilidad de los conceptos de poder ser inmune a la adicción del poder y demostrar el mayor rasgo de la inteligencia que es la humildad, la duda, el constante cambio.
    Entonces creo que dentro de tu análisis falta una importante variable que tiene que ver con esencia misma de nuestro pueblo que somos peladores por naturaleza (poco humildes, muy impacientes, reacios al cambio, violentos) al Chileno cuando escucha de un conflicto rápidamente casi por necesidad quiere tomar parte y luchar por eso sin profundizar mucho en cual postura es mejor, si la otra es contraria, si son conciliables o cualquier variable que se debería tener en cuenta antes de tomar una postura radical, esto se ve facilmente reflejado en la gran convocatoria en este país para cualquier protesta o manifestación donde si encuestas a los participantes la gran mayoría no tiene idea del tema a grandes rasgo.

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  5. "Muchas veces en las ideas más que diferencias encontramos un gran punto en común: el ideal de completud, de la aspiración a lo definitivo, base de la ideología."

    Usando el ejemplo de Hidroaysén ¿se podría concluir que finalmente el punto "sano" en la convivencia sería algo así como "Patagonia CON represas, pero amigables con la sociedad"?

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  6. Poliferroso, esa idea no refiere a que se deba llegar a consensos, sino que a veces el adoctrinamiento no permite generar debates que sí permitan evidenciar las diferencias. Las diferencias que lleven a cuestionar acciones, proyectos, políticas.
    En el caso de Hidroaysén -en mi opinión- en un primer momento se resaltan diferencias a nivel técnico, las que se difuminan rápidamente en el debate público; sin embargo poco a poco han ido resaltándose aspectos que apuntan a diferencias políticas, lo que si abre el debate.
    Para permitirse pensar, se requiere un ejercicio de apertura, hacia a lo que aún adviene, es decir no apresurarse.
    Saludos

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