miércoles, 20 de octubre de 2010

LOS AMARGADOS DE SIEMPRE

Luego de un gran desastre se necesitan relatos. Para seguir adelante es necesario recubrir el estrago con sentidos. Por ejemplo, cuando alguien muere, sus cercanos tienden a buscar explicaciones, detalles; incluso por muy racional que sea el deudo, aparecen las siempre paranormales coincidencias: justo cuando se murió se me cayó la foto…


Nuestras verdades tienen estructura de ficción, es decir narramos nuestra historia como un cuento: hay escenas, un recorte temporal, performance, algunos son siempre víctimas, otros son siempre top (se han fijado que graciosas son esas familias donde todos son top, generalmente familias de médicos y abogados; bueno siempre hay algún hijo que lo pasa pésimo con eso).

Como decía Foucault, más que buscar la verdad de nuestro pasado, se trata de buscar el pasado de nuestras verdades. Es decir de dónde salió el cuento, que para bien y muchas veces para mal, sostiene parte de nuestra existencia. En esa arqueología siempre encontraremos juegos de interés y conveniencias, por cierto, no necesariamente conscientes.

Hay versiones que deben caer muchas veces para liberar a un sujeto, como por ejemplo, lealtades familiares basadas en deudas afectivas ridículas, que generalmente tapan la mediocridad de los padres (aunque no hay nada de malo con ser mediocre, la idea de ser siempre superior es ideológica). Por eso no hacemos hipnosis, ni ninguna patraña catártica que suponga que hay que sacar una verdad oculta. Lo que hacemos es dar la posibilidad de cambiar el pasado – Sí se puede! sin electrodos ni máquinas cibernéticas- cuestionando ciertas verdades, posibilitando crear otro destino.

En lo social ocurre lo mismo desde que existe la historia. La cinematografía -nuestra máquina de ficción por excelencia- hoy es a escala real. La potencia del imperio de lo “Reality”, nos cautiva (en el sentido de seducción y de apresar) shows, documentales, guerras en tiempo real. “Realidad” que se vende como un producto, obviamente debiendo cumplir con los estándares de un producto vendible.

El episodio de los mineros es una tragedia o una proeza? Son héroes o víctimas? Esto nos hace ser un país del primer mundo o deja en evidencia la desigualdad y la ambición? Este es un gobierno competente técnicamente o políticamente? Pensar en una versión u otra qué consecuencias tiene?

Preguntas que a muchos les surgen a partir del video clip épico que presenciamos hace algunos días. Estos “muchos” han sido nombrados como los amargados de siempre, los que reclaman desde el escritorio. Creo que soy de estos, suelo no identificarme a la verdad boba del pensamiento convergente, de los dicen que todo está bien desde el escritorio. Ser amargado no es tan malo si permite reflexionar con otros, pensar en las condiciones de existencia propias y de los demás. A mí me permite escribir, me permite crear y buscar algo siempre mejor.

2 comentarios:

  1. Buenisimo el post, creo que comparto contigo en el "club de los amargados", no hay nada más potente y generador de crecimiento que el constante cuestionamiento de nosotros mismos y el mundo que nos rodea, siguiendo el rebaño como obedientes ovejas, claramente no haremos de éste un Mejor País.

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  2. que buena entrada, creo casi lo mismo, sobre todo con lo de ser amargado. no tiene nada de malo,
    que bueno que haya más personas dispuestas a pensar y declamar que no todo es tan bonito o tan malo como nos lo estan contando.
    pero la gran masa como dijo Hannah Arendt es tonta, y los demagogos de siempre se aprovechan de eso.

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